La semana pasada se presentó la pieza
"Memorias del Silencio", una adaptación teatral de la novela homónima
de Uva de Aragón, escritora cubana exiliada por la dictadura castrense. La
pieza fue interpretada por un elenco de la agrupación Agoteatro y relata la
historia de dos hermanas cubanas separadas por la revolución, la mayor huyó con
su esposo a los Estados Unidos de América, la menor se quedó con su padre en
Cuba y solo años más tarde es capaz de viajar a visitar a su hermana, es en
este reencuentro donde se plantea la anécdota.
La pieza toca todos los pesares de ambas
hermanas, una siendo infeliz en el imperio soñando con la Cuba que dejó atrás y
que ya no existe, la otra desde la isla soñando con la cuba que se plantea como
meta pero que nunca se alcanza, ambas hablan de sus amores y sus dolores, ambas
amaron hombres que querían profundamente a su tierra natal pero desde bandos
distintos, ambos se decepcionan de los resultados de la vida que han llevado y
se quitan la vida en medio de su desasosiego, dejando a ambas hermanas solas en
tierras que ya no entienden.
¿Qué es la felicidad? ¿Qué es la libertad?
¿Qué valor tiene una casa para alguien que no tiene país? ¿Acaso será cierto
que nos robaron la revolución? La pieza te deja ver que de ambos lados hay
errores, que tanto unos como otros creen luchar por lo correcto, que los dos
bandos quieren lo mejor para su tierra, quizá ninguno tiene toda la razón y
estas hermanas entienden eso al darse cuenta que ninguna ha sido realmente
feliz al no ser capaz de vivir donde desean vivir y con las personas que aman.
La felicidad no está en vivir en un país desarrollado
o en tener bienes materiales, la experiencia de la autora, reflejada en la
pieza, nos habla de cómo la verdadera felicidad está en compartir con las
personas que amas, ver crecer a tus hijos en los sitios donde creciste tú, nos
dice que de nada sirve añorar luchando desde afuera y que el cariño y la
comprensión son las únicas formas de entender la vía para alcanzar la reconciliación
en un país dividido por ideologías políticas.
Claro como el agua entienden el espejo que ambas hermanas forman. Tanto así que de inmediato eché en falta la vinculación con Antígona y con el tema de la memoria... vaya, ¿qué posible asociación encuentran entre Lázaro-Robertico y, por ejemplo, Eteocles-Polinice o la idea que nos plantea McIntyre de que Sófocles muestra el debate moral del griego del siglo V cuando muestra la forma en que padece el reconocer que hay más de una forma de entender y vivir los diferentes valores de ciudadanía? La memoria, a su vez, también la abandonan un poco... ¿cómo la puesta logra las distintas formas de vivir la memoria a través del manejo del espacio, la acción y la palabra escénica?
ResponderEliminarLa felicidad es posible...quizás es la frase que deja colar la pieza a pesar del aparente fracaso que signa a estas dos mujeres. Cuando se ha vivido y "confieso que he vivido", las respuestas toman otra dimensión y entendemos que esos momentos de encuentro con los OTROS terminan siendo la manera de entender la felicidad. Antígona ha estado presente en mi vida y en mi trabajo desde siempre...
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